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El agotamiento por calor en los bebés es un problema serio, tanto si hace calor en el exterior como si el bebé se encuentra en un ambiente cálido. La relación entre bebés y calor siempre requiere especial cuidado, ya que los más pequeños no pueden regular su temperatura corporal tan bien como los adultos, por lo que tienen más riesgo de sufrir un golpe de calor. Caminar o dormir la siesta en una zona calurosa durante largos periodos puede provocar agotamiento por calor con bastante rapidez. Si tu bebé está inquieto, respira rápidamente, tiene la piel enrojecida o está muy somnoliento, debes llevarlo al médico inmediatamente. En este artículo, explicaremos exactamente qué es, cómo saber si un bebé lo sufre y qué medidas sencillas pueden tomar los padres para evitarlo.
¿Qué es el agotamiento por calor?
El agotamiento por calor ocurre cuando el cuerpo comienza a sobrecalentarse, generalmente después de haber estado trabajando o realizando actividad física en clima caluroso durante varios días y de haberse deshidratado. El sobrecalentamiento sucede cuando sudamos en exceso y perdemos demasiados electrolitos mientras intentamos enfriar el cuerpo. Si se ignora, el agotamiento por calor puede avanzar hacia un golpe de calor, una condición muy grave. Dado que los bebés no tienen muchos mecanismos para regular su temperatura corporal, es fundamental detectar y tratar el agotamiento por calor tan pronto como sea posible.

Cómo saber si un bebé tiene agotamiento por calor
Los bebés pueden experimentar agotamiento por calor cuando sus cuerpos no logran enfriarse adecuadamente, probablemente por estar demasiado tiempo al sol o por no ingerir suficiente líquido. Están en mayor riesgo porque no pueden distinguir entre el exceso de frío o calor. Estos son los signos más comunes a los que debes prestar atención:
- Inquietud o irritabilidad inusual: un bebé que de repente parece más inquieto o se mueve mucho puede estar demasiado caliente y sentirse incómodo.
- Sudoración excesiva: los bebés suelen sudar muy poco. Si notas la ropa húmeda en la cabeza, el cuello o el cuerpo, puede deberse al agotamiento por calor.
- Piel húmeda, pálida o fría: aunque el bebé sude, la piel puede sentirse fría y húmeda debido a la deshidratación y al esfuerzo del cuerpo por enfriarse.
- Fatiga o somnolencia inusual: el bebé puede parecer inusualmente cansado, letárgico y menos receptivo.
- Respiración o latidos rápidos: el sobrecalentamiento puede provocar que el corazón lata más rápido o que la respiración se acelere para ayudar a enfriar el cuerpo.
- Falta de apetito: los bebés con agotamiento por calor pueden negarse a comer, amamantar o tomar el biberón.
- Vómitos: pueden producirse como respuesta al estrés causado por el exceso de calor.
- Boca seca o menos pañales mojados: son señales clásicas de deshidratación, lo que indica que el bebé no está bebiendo suficiente líquido o está perdiendo demasiado por el sudor.
Si observas alguno de estos síntomas, enfría al bebé de inmediato: llévalo a un lugar más fresco, ofrécele líquidos, quítale el exceso de ropa y dale un baño refrescante o usa un ventilador. Comunícate con tu pediatra si los síntomas empeoran o no mejoran.
¿Cuáles son los signos del golpe de calor en los bebés?
El golpe de calor en niños es la forma más grave de enfermedad relacionada con el calor, en la que el cuerpo se sobrecalienta hasta el punto de afectar los órganos. El golpe de calor en un bebé es muy serio y requiere acción inmediata. Los siguientes son los síntomas más comunes:
- Piel caliente, roja, seca o húmeda: a diferencia del agotamiento por calor, el golpe de calor hace que la piel se vuelva caliente y seca porque el cuerpo deja de sudar. En ocasiones, la piel puede seguir estando algo húmeda.
- Temperatura corporal muy alta: una temperatura superior a 40 °C (104 °F) es una señal crítica que requiere atención médica urgente. Recuerda que la temperatura normal en recién nacidos suele estar entre 36.5 °C y 37.5 °C, por lo que cualquier valor más alto es motivo de preocupación.
- Letargo o falta de respuesta: el bebé puede parecer extremadamente cansado, tener dificultad para despertar o incluso perder el conocimiento.
- Respiración y pulso rápidos: el cuerpo intenta compensar la alta temperatura con un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio.
- Debilidad o confusión: falta de alerta o llanto excesivo pueden ser signos de confusión o debilidad.
- Ausencia de sudor: en el golpe de calor clásico, la sudoración se detiene, lo que impide que el cuerpo se enfríe. En algunos casos, la sudoración persiste a pesar de los esfuerzos por detenerla.
- Convulsiones: las temperaturas corporales muy altas pueden provocar convulsiones, que requieren atención médica inmediata.
- Pérdida de conciencia: si esto ocurre, busca atención médica de urgencia, ya que puede ser mortal.
Si notas estos síntomas, llama inmediatamente a los servicios de emergencia. El golpe de calor en niños es grave y, si no se trata rápidamente, puede causar daño permanente o incluso la muerte.
Qué hacer si tu bebé tiene agotamiento por calor

Cuando hablamos de bebés y calor, es importante recordar que su organismo aún no regula bien la temperatura. Por eso, pueden sufrir agotamiento por calor incluso en ambientes templados si van demasiado abrigados o están deshidratados. Es fundamental que los padres sepan detectar los síntomas y actuar con rapidez para evitar complicaciones. Si crees que tu bebé sufre agotamiento por calor, sigue estos pasos:
- Traslada a tu bebé a un ambiente más fresco:
El primer paso y el más importante es sacarlo inmediatamente del calor. Llévalo adentro a una habitación con aire acondicionado o, al menos, a una zona con sombra y buena ventilación. Evita la luz solar directa y los espacios cerrados. Así ayudarás a reducir su temperatura corporal.
- Quita el exceso de ropa:
Demasiado abrigo atrapa el calor. Quítale la ropa de más y ponle prendas ligeras, sueltas y de algodón para que su piel respire y se enfríe naturalmente.
- Ofrécele líquidos para rehidratarlo:
La deshidratación suele acompañar al agotamiento por calor. Si el bebé está despierto, ofrécele leche materna o fórmula con mayor frecuencia. No des agua a los menores de 6 meses sin indicación del pediatra; lo mejor es la leche materna o de fórmula.
- Enfría su piel suavemente:
Usa una esponja o paño húmedo y frío sobre su frente, cuello, axilas y pecho. La humedad enfriará su cuerpo al evaporarse. También puedes usar un ventilador para hacer circular el aire, pero evita dirigir el aire frío directamente al bebé para evitar un shock.
- Vigila su evolución:
Presta mucha atención a sus síntomas y comportamiento. Permanece alerta ante cualquier exacerbación de los síntomas, como vómitos frecuentes, rechazo de la comida, somnolencia excesiva o dificultad para despertarse, respiración acelerada, etc. Si tras 20 o 30 minutos intentando enfriar e hidratar a tu bebé este sigue enfermo o irritable, busca ayuda médica de inmediato.
- Evita enfriarlo demasiado:
Es fundamental enfriar a tu bebé, pero ten cuidado de no hacerlo demasiado rápido ni exponerlo a temperaturas o agua extremadamente frías, ya que los vasos sanguíneos pueden contraerse repentinamente y reducir la pérdida de calor, lo que puede provocar hipotermia o shock.
Cómo prevenir el golpe de calor por exposición al sol en los bebés
La incapacidad de los bebés para regular su temperatura corporal los hace especialmente vulnerables al calor. Para prevenir la insolación, también conocida como golpe de calor por exposición al sol, es importante evitar que tu bebé se sobrecaliente y mantenerlo fresco e hidratado. Estos son algunos consejos prácticos para mantener a tu pequeño a salvo:
- Evita la exposición directa al sol:
Evita exponer a tu bebé al sol entre las 10 a. m. y las 4 p. m., cuando los rayos UV son más intensos. Ponlo a la sombra, protégelo con sombreros de ala ancha y vístelo con ropa ligera para proteger su delicada piel.
- Vístelo adecuadamente:
Elige tejidos de colores claros, holgados y transpirables, como el algodón, para ayudar a que el sudor se evapore y mantener a tu bebé fresco.
- Mantenlo hidratado:
Ofrécele leche materna o fórmula con frecuencia para prevenir la deshidratación, sobre todo en días calurosos.
- Usa dispositivos de enfriamiento:
Un dispositivo de enfriamiento portátil puede marcar la diferencia cuando se está al aire libre. El ventilador portátil recargable por USB de Momcozy es imprescindible para que tu bebé esté cómodo cuando estás fuera de casa. Ofrece una brisa refrescante durante los paseos, las salidas o los viajes largos, lo que ayuda a reducir el riesgo de sobrecalentamiento. Gracias a su cabezal desmontable, puedes recargarlo fácilmente, y su trípode flexible, fabricado en metal y silicona resistentes, te permite doblarlo, sujetarlo, enrollarlo o colocarlo en posición vertical según necesites. Puedes engancharlo a cochecitos, cunas o sillas de coche, o utilizarlo durante los viajes, las estancias en el hospital o en casa. Es el compañero compacto perfecto para refrescarse en cualquier lugar.
- Mantén a tu bebé en un ambiente fresco:
En la medida de lo posible, permanece en habitaciones bien ventiladas o con aire acondicionado. Ten los ventiladores o enfriadores portátiles encendidos para mantener una temperatura agradable.
- Evita abrigarlo demasiado
No le pongas demasiada ropa ni lo envuelvas muy apretado. Abrigarlo en exceso atrapa el calor y aumenta considerablemente la probabilidad de que se sobrecaliente.
- Presta atención a los primeros signos de sobrecalentamiento:
Observa si se muestra inquieto, tiene la piel enrojecida, respira rápidamente o suda en exceso, y solicita atención médica de inmediato si se presenta alguno de estos síntomas.
¿Cuánto tarda en presentarse el agotamiento por calor?
Si se está en un clima cálido y húmedo, se realiza mucha actividad física y no se está bien hidratado, el agotamiento por calor puede ocurrir rápidamente, en cuestión de minutos. Los bebés corren un mayor riesgo porque todavía no han desarrollado la capacidad de regular su temperatura corporal. Incluso si solo ha estado expuesto al calor brevemente, un bebé puede sufrir agotamiento por calor si lleva demasiada ropa o si está en una habitación calurosa sin aire fresco. Por lo tanto, es esencial estar atento a los síntomas y evitar que la situación empeore.

Preguntas frecuentes
¿Qué debo hacer si mi hijo está deshidratado?
Lo primero que hay que hacer es ofrecerle abundantes líquidos, como leche materna, fórmula o agua (si ya es mayor), en pequeños sorbos y con frecuencia. Llévalo a un lugar fresco o bajo sombra y vigila si los síntomas empeoran (boca seca, fatiga o menos pañales mojados). Busca atención médica de inmediato si tu hijo vomita, se niega a beber, es muy pequeño o presenta signos graves de deshidratación, como ojos hundidos o taquicardia.
¿Por qué los bebés y los niños corren más riesgo?
Dado que no pueden regular su temperatura corporal ni sudan con la misma eficacia que los adultos, los bebés y los niños corren un mayor riesgo. Además, sus riñones están menos desarrollados, por lo que no conservan bien el agua, y tampoco son capaces de controlar su entorno ni de expresar que tienen sed. Si no reciben los cuidados e hidratación adecuados, son más propensos a deshidratarse y a sufrir complicaciones relacionadas con el calor.
¿Por qué mi bebé se enfermó después de estar al sol?
La exposición prolongada al sol puede provocar deshidratación, agotamiento por calor, quemaduras solares e incluso golpe de calor en niños. Los vómitos, el letargo, la irritabilidad y la fiebre pueden ser síntomas de una exposición excesiva al sol. También puede causar pérdida de líquidos y fatiga. Si tu bebé presenta estos síntomas, llévalo a un lugar fresco. Dale líquidos y llama a tu pediatra si los síntomas empeoran o no mejoran.
Conclusión

Los bebés no toleran bien el calor y el agotamiento por calor es una posibilidad real que requiere atención inmediata. Como no pueden regular su temperatura, pueden sobrecalentarse incluso tras una breve exposición. Mantenerlos frescos, hidratados y vigilados es esencial para prevenir cualquier enfermedad relacionada con el calor y proteger su bienestar.
