Amamantar es una forma increíble de alimentar a tu bebé y conectar con él, pero la lactancia hace que te sientas cansada. La demanda de producción de leche, las constantes tomas y la falta de sueño te pasan factura. Por suerte, hay formas de combatir este cansancio y recuperar la energía sin dejar de satisfacer las necesidades de tu bebé. Comprender las causas del cansancio durante la lactancia y adoptar estrategias prácticas pueden ayudarte a brillar en esta etapa tan especial de la maternidad.
Sí, dar el pecho cansa mucho. Muchas de las madres que acaban de dar a luz afirman sentirse agotadas durante este periodo. Es lo que se suele llamar fatiga posparto. No se trata solo del esfuerzo físico, sino también del emocional y mental que supone alimentar al bebé constantemente, dormir poco y que el cuerpo se esfuerce por producir leche.
Además, la lactancia estimula la liberación de hormonas como la oxitocina y la prolactina, que son fundamentales para la producción de leche y el establecimiento de vínculos afectivos con el bebé. Estas hormonas pueden tener efectos calmantes, pero también pueden generar una sensación de letargo.
La fatiga posparto es el cansancio extremo y la falta de energía que experimentan muchas madres después de dar a luz. Es algo más que el cansancio típico: puede ser abrumador y persistente, y a menudo afecta la vida diaria y el bienestar emocional.
Son varios los factores que contribuyen a la fatiga posparto:
Dar el pecho consume mucha energía. La lactancia quema un promedio de 500-700 calorías al día, dependiendo de la duración y de la frecuencia con la que el bebé se alimenta. Es decir, se queman tantas calorías como en una sesión diaria de ejercicio. Estas calorías se destinan a la producción de leche para alimentar al bebé o favorecer su desarrollo y crecimiento. Si esto no se complementa con una dieta rica en nutrientes, las madres terminan por agotarse.
La lactancia es un proceso maravilloso, pero también muy exigente que deja a las madres exhaustas. Los cambios hormonales, el aumento de las necesidades calóricas, la falta de sueño y el estrés emocional influyen en el agotamiento de la madre. Si comprendes todo esto, podrás equilibrar tu energía y cuidar bien de ti misma y de tu bebé.
La lactancia desencadena la liberación de hormonas como la oxitocina y la prolactina. Aunque la oxitocina contribuye a la creación de un vínculo emocional con el bebé y favorece la sensación de relajación, también puede provocar somnolencia, sobre todo durante las sesiones de lactancia. Este efecto de "embriaguez por leche" es beneficioso para el vínculo afectivo, pero puede hacer que las madres se sientan siempre somnolientas.
Para producir leche se necesitan cantidades considerables de nutrientes como proteínas, calcio y vitaminas. Si no se reponen adecuadamente a través de la dieta o suplementos, puede provocar fatiga. Por ello, una madre lactante necesita una dieta rica en nutrientes para mantener la cantidad de leche que produce y su energía.
Las tomas nocturnas frecuentes alteran los ciclos de sueño y los patrones de sueño irregulares impiden un descanso reparador y profundo. A la larga, esta falta de sueño se traduce en fatiga crónica.
El esfuerzo físico durante la lactancia, sobre todo si se adoptan malas posturas, sobrecarga los músculos y las articulaciones, lo que puede provocar malestar o agotamiento. Además, el hecho de cargar y acurrucar al bebé contribuye a aumentar las exigencias físicas, lo que resulta agotador para la madre.
Cuidar de un recién nacido puede ser una experiencia muy agotadora emocionalmente; las madres que acaban de dar a luz a menudo se sienten ansiosas o abrumadas, e incluso pueden sufrir depresión posparto. El estrés emocional consume energía y, por lo tanto, contribuye a la fatiga de la madre.
La lactancia aumenta los requerimientos de líquido de la madre, ya que el agua es un componente importante de la leche materna. Si no se reponen los líquidos, es fácil que se produzca una deshidratación que provoque pesadez y fatiga.
Sí, la extracción de leche puede agotarte, como también lo hace dar el pecho. El acto de extraer leche requiere energía de tu cuerpo para producirla, y esto te agota, sobre todo teniendo en cuenta que estás encargándote de todo lo relacionado con el recién nacido. Las sesiones constantes de extracción, el hecho de despertarse a mitad de la noche para sacarse leche y la producción de la misma también te cansan bastante.
Utilizar un extractor de leche cómodo y eficaz ayuda a minimizar el desgaste físico y emocional. Por ejemplo, el sacaleches manos libres Momcozy M9 ofrece una solución ligera y portátil para las mamás más atareadas. Su tecnología de flujo móvil, sus tres modos y sus nueve niveles de succión te permitirán disfrutar de una experiencia de extracción cómoda y eficaz. Así, tendrás más tiempo para descansar y atender otras prioridades. Su diseño manos libres también te permite realizar otras tareas, por lo que no tendrás la sensación de estar obligada a permanecer inmóvil durante las sesiones de extracción.
El cansancio crónico causado por la lactancia puede provocar otros problemas si no se toman las medidas oportunas. Entre ellos cabe citar los siguientes:
Es habitual sufrir fatiga durante la lactancia. Mantenerse con energía para cuidar de un bebé será muy difícil si no se aplican las estrategias adecuadas en la rutina diaria. A continuación te presentamos algunas medidas para superar la fatiga de la lactancia:
Dormir mientras se da el pecho es posible en determinadas condiciones, pero debe hacerse con cuidado. Muchas madres utilizan la posición acostada de lado para dar el pecho, que es una postura cómoda que les permite descansar mientras alimentan a su bebé. No obstante, deben procurar garantizar un entorno de sueño seguro para el niño:
Sí, es muy normal sentirse somnolienta mientras se está dando el pecho. Esto se debe principalmente a la hormona oxitocina, que se libera durante la lactancia. La oxitocina produce relajación y establece el vínculo con el bebé, pero también produce somnolencia. Además, el esfuerzo físico propio de dar el pecho y la falta de sueño que supone la llegada de un recién nacido pueden empeorar este cansancio.
La interrupción de la lactancia aumentará el nivel de energía de algunas madres, puesto que el cuerpo ya no tiene que destinar calorías y nutrientes adicionales a la producción de leche. También es posible que tengas un patrón de sueño más regular porque ya no tendrás que amamantar a tu bebé por la noche. Pero, hay que tener en cuenta que cada madre es diferente, y que el estado de salud, el sueño y el grado de estrés influirán en los niveles de energía después del destete.
La fatiga posparto varía de una madre a otra. Para la mayoría, dura un par de semanas, tiempo durante el cual el cuerpo se adapta a los cambios producidos tras el parto. En otros casos, si se sufren alteraciones del sueño, cambios hormonales o deficiencias nutricionales, puede prolongarse varios meses. El autocuidado, la búsqueda de apoyo y el tratamiento de los problemas subyacentes pueden reducir su duración e intensidad.
La fatiga posparto es una respuesta natural a las exigencias físicas y emocionales que conlleva el cuidado de un recién nacido, pero no tiene por qué definir tu experiencia como madre. Recuerda que cuidarte no es solo un lujo, sino algo fundamental. Cuando te centras en tu bienestar, eres más capaz de proporcionar a tu bebé todo el amor y los cuidados que necesita.
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