Aunque muchos imaginan la lactancia como un momento tranquilo de conexión entre madre e hijo, a veces se siente más como una pequeña lucha con un bebé molesto que parece incapaz de calmarse. Es posible que te sientas confundida, ansiosa e incluso frustrada, sobre todo cuando no logra engancharse bien, se pone a llorar, lo vuelves a intentar y se repite el ciclo una y otra vez, mientras el bebé se sigue soltando del pecho y volviendo a engancharse.
Esta etapa es más común de lo que parece. Aunque puede dejar a muchas madres pensando que están haciendo algo mal, la verdad es que muchos bebés pasan por periodos de inquietud o molestia durante la lactancia. Esto es aún más frecuente en los bebés que suelen ser más sensibles o irritables. Entender qué hay detrás de este comportamiento es clave, así como distinguir si se trata de algo pasajero o de un problema más persistente.
Es probable que hayas vivido varias sesiones de lactancia marcadas por tirones, irritabilidad y más tiempo separado del pecho que de lactancia real. Es confuso, agotador… y quizás te estés preguntando si hay algo más detrás de todo esto.
Tranquila, la mayoría de las veces este comportamiento no es motivo de preocupación. Como verás más adelante, hay muchas razones por las que los bebés pueden desengancharse, y no significa que estés haciendo algo mal. De hecho, en muchos casos, basta con pequeños ajustes —como cambiar de posición, controlar el flujo de leche o mantener la atención del bebé— para mejorar la situación.
Claro, en la mayoría de los casos, el comportamiento descrito anteriormente es normal, especialmente durante los saltos de desarrollo del bebé. Muchos bebés parecen pasar por un periodo en el que se enganchan y desenganchan varias veces durante una misma toma. Forma parte de cómo aprenden y responden a su entorno. Tanto su cerebro como su cuerpo se están desarrollando rápidamente, y por eso su comportamiento durante la toma cambia.
A veces tu bebé se pone ansioso al tomar el pecho, especialmente durante los brotes de crecimiento, cuando desea alimentarse con más frecuencia y puede mostrarse fácilmente frustrado o inquieto mientras succiona ante los cambios en el flujo de leche. La dentición también puede causar molestias en las encías que lo hagan desengancharse inesperadamente. Además, a medida que el bebé se vuelve más consciente de su entorno, hasta notar un ventilador de techo, escuchar un sonido nuevo o simplemente alimentarse puede parecerle muy interesante.
En cualquier caso, la mayoría de las situaciones suelen ser temporales y requieren paciencia, un entorno tranquilo y señales de hambre consistentes para solucionarlas. Según la OMS, hay muchas cosas con las que tu bebé lidia en estos primeros meses complejos, y esto no refleja de ninguna manera tu capacidad como madre.
Si tu bebé se sigue separando del pecho y luego vuelve a engancharse, no estás sola y ciertamente no es culpa tuya. Esto le sucede a muchas madres. Puede resultar desconcertante e incluso exasperante, sobre todo cuando lo único que deseas es darle confort y alimento. Entender las posibles causas detrás de este comportamiento es la mejor manera de abordarlo. A continuación, se enumeran algunas de las explicaciones más comunes del patrón de alimentación intermitente y lo que podría estar indicando.
Cuando el reflejo de eyección es muy fuerte, el bebé se pone ansioso al tomar el pecho y puede apartarse para evitar el chorro de leche que lo abruma. Por el contrario, si el flujo es demasiado lento, puede frustrarse y volver a engancharse con la esperanza de que la leche salga con mayor facilidad.
Alrededor de los dos o tres meses, los bebés empiezan a ser más conscientes de su entorno. Un ruido repentino, una luz intermitente o incluso tu movimiento pueden desviar su atención de la toma. Sus pequeñas mentes curiosas se distraen con facilidad, incluso mientras se alimentan.
Durante los primeros meses de vida, los bebés pasan por varios brotes de crecimiento, normalmente alrededor de las 6 semanas, los 3 meses, etc. En esos periodos, suelen alimentarse con más frecuencia, pero también mostrarse más inquietos en el pecho, enganchándose y desenganchándose conforme cambian sus necesidades de alimento y consuelo.
Si tu bebé llora al tomar el pecho, puede deberse a que está experimentando las primeras señales de dentición, una leve infección por cándida o simplemente una sensibilidad oral general que hace que succionar le resulte incómodo. Es posible que el bebé se enganche con interés, pero se suelta rápidamente por la molestia, sin saber cómo manejar la sensación.
Si tu pequeño parece inquieto, tenso o se pone a llorar durante la toma, puede deberse a gases atrapados o reflujo. Este tipo de molestias digestivas pueden interrumpir la alimentación y hacer que se desenganche de forma repentina. Hacer una pausa para ayudarlo a eructar puede ofrecerle alivio.
Los bebés que alternan entre el biberón y el pecho pueden tener dificultades con ambos, ya que la forma de succionar es distinta en cada caso, lo que puede generar un enganche superficial. Además, tienden a preferir el método que les resulta más fácil y, por eso, se desenganchan con frecuencia para intentar volver a ese patrón.
Las distracciones suelen hacer que el bebé se aparte del pecho durante la toma. Una manera sencilla de crear un ambiente tranquilo y acogedor es usar ruido blanco. La máquina de ruido blanco Momcozy ayuda a bloquear los ruidos de fondo y a calmar a tu bebé con sonidos suaves, todo controlable desde tu teléfono para que no tengas que interrumpir un momento de paz.
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No tienes que enfrentarlo sola: prueba estas estrategias suaves, comprobadas por mamás, para ayudar a tu bebé a mantenerse enganchado y tranquilo durante la toma:
Con un poco de prueba y error, encontrarás el método que mejor se adapte a ti y a tu bebé. La constancia, la calma y la comodidad hacen toda la diferencia.
Si la lactancia directa empieza a resultarte estresante o dolorosa por los constantes desenganches y reenganches, considera darte un respiro con un sacaleches portátil. El sacaleches portátil todo en uno Momcozy M5 ofrece succión de grado hospitalario, comodidad manos libres y una experiencia sin dolor, todo mientras mantiene tu producción de leche y les da a ti y a tu bebé tiempo para relajarse.
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Es completamente normal que la lactancia directa no funcione temporalmente, y no pasa nada. Puedes aliviar el estrés y mantener una producción estable de leche utilizando el sacaleches o alimentando con biberón; estos métodos también dan tiempo a tu bebé para calmarse antes de volver a engancharse al pecho.
Ambas opciones permiten que tu bebé siga recibiendo leche materna, incluso si la lactancia directa no está funcionando por ahora.
Aunque muchos problemas de lactancia pueden resolverse con pequeños ajustes y algo de tiempo, hay situaciones que requieren ayuda especializada. No dudes en pedir apoyo si algo no se siente bien: la orientación de un experto puede marcar la diferencia.
Habla con una asesora de lactancia o con tu pediatra si:
Buscar ayuda a tiempo puede evitar que los pequeños desafíos se conviertan en grandes dificultades.
Los gases, el dolor por la dentición, un flujo de leche muy rápido o las distracciones pueden causar esto. Observa los patrones e intenta diferentes estrategias para calmarlo.
Es una guía práctica: 3 horas a temperatura ambiente, 3 días en el refrigerador o 3 meses en el congelador. Siempre revisa la temperatura y las etiquetas antes de alimentar a tu bebé.
Los bebés pequeños no hacen rabietas como los niños mayores. Pero si se inquietan, se ponen rígidos o arquean el cuerpo, puede ser señal de frustración o incomodidad; es su forma de comunicarse, no de desobedecer.
Esta etapa en la que tu bebé se engancha y desengancha del pecho constantemente puede parecer interminable, pero por lo general pasa pronto. Usar técnicas para calmar al bebé, ajustar las rutinas de alimentación y probar herramientas útiles como los sacaleches Momcozy o la máquina inteligente de ruido blanco puede marcar una gran diferencia. No olvides que respirar libremente también influye mucho en una lactancia tranquila. Tener a mano un aspirador nasal para bebé ayuda a que tu pequeño pueda mamar cómodamente sin que la congestión se lo impida.
¡Lo estás haciendo muy bien! Esta etapa de cambios en el patrón de alimentación es solo un capítulo más en la vida de tu pequeño. Descansa cuando lo necesites. Confía en que todo esto forma parte de su crecimiento y desarrollo. Ambos superarán esta fase y saldrán aún más fuertes.
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