¿Las madres que dan el pecho enferman más a menudo? Al enfrentarse a problemas de salud durante la lactancia, la mayoría de las madres primerizas se preocupan por los índices de enfermedad propios de este periodo. La lactancia ofrece numerosos beneficios no solo al bebé, sino también a la madre, pero al mismo tiempo provoca cambios en la función del sistema inmunitario de esta última. Los estudios indican que la lactancia materna podría servir como mecanismo de protección frente a enfermedades, aunque también hay investigaciones que demuestran que podría aumentar la susceptibilidad de las madres a ciertas patologías. A lo largo de este artículo se analizarán diversas investigaciones científicas sobre la lactancia materna y cómo esta influye en la predisposición del organismo materno a contraer enfermedades.
Cómo afecta la lactancia materna al sistema inmunológico de la madre
La lactancia materna es un proceso vital y beneficioso para el sistema inmune de la madre a corto y largo plazo. Gracias a la transferencia de anticuerpos y células inmunitarias a través de la leche materna, tanto la madre como el bebé reciben protección frente a las infecciones. Además, durante la fase de producción de calostro, las madres proporcionan a sus bebés factores inmunitarios enriquecidos que refuerzan su sistema de defensa. Cuando una madre da el pecho estando enferma, activa respuestas inmunes que llevan a su organismo a producir componentes protectores más potentes. Sin embargo, en ocasiones, el esfuerzo físico de la lactancia puede hacer que la madre desarrolle susceptibilidad a ciertas enfermedades, a pesar de los beneficios de la misma sobre su sistema inmune.
El sistema inmune de la madre durante la lactancia

La lactancia permite ajustar la respuesta inmune de las madres para proteger su salud y la del bebé frente a las infecciones. A través de la leche materna, el organismo de la madre transmite anticuerpos y células inmunitarias que desarrollan eficazmente el sistema de defensa del bebé. Esto se da sobre todo durante sus primeros días de vida, puesto que el calostro de la madre contiene abundantes elementos inmunitarios protectores. La lactancia favorece el desarrollo del sistema inmune de las madres que la practican ya que la producción de leche desencadena la aparición de factores protectores en el organismo.
¿La lactancia materna disminuye las defensas de la madre?
No, la lactancia materna no causa una disminución de la función del sistema inmune de la madre. Este proceso natural conduce a la formación de células de defensa y anticuerpos que mejoran la función del sistema inmunológico. Las sustancias inmunitarias protectoras que se transmiten a través de la lactancia protegen a los bebés y, al mismo tiempo, refuerzan las capacidades de defensa de las madres lactantes. Sin embargo, el esfuerzo físico que conlleva la lactancia puede hacer que las madres sean más propensas a enfermar.
¿La lactancia refuerza el sistema inmune de la madre?
La lactancia materna mejora la respuesta del sistema inmune y el estado general de salud de las madres. Del mismo modo, los bebés obtienen protección contra las infecciones gracias a los componentes inmunitarios y a los anticuerpos que contiene la leche materna. Gracias a este proceso fisiológico, el sistema inmune de las madres se fortalece a la vez que aumentan sus beneficios para la salud.
¿Por qué las madres lactantes suelen enfermarse?

La lactancia materna es una experiencia hermosa pero difícil para aquellas madres a las que les cuesta mantener su buena salud. Debido a la falta de sueño y al esfuerzo físico que realizan mientras amamantan a sus hijos, así como a las exigencias del cuidado de los recién nacidos, las madres lactantes se enfrentan a un mayor riesgo de contraer enfermedades. Existen varios factores determinantes que hacen que las madres lactantes sean más propensas a enfermar.
- Falta de sueño y estrés: la combinación de un descanso inadecuado y el estrés continuo en las madres que acaban de dar a luz provoca un profundo cansancio que acompaña a un aumento de los marcadores de estrés. La falta de sueño debilita el sistema inmune, por lo que el cuerpo pierde su capacidad para defenderse de las infecciones. Las madres se enfrentan a un estrés excesivo por atender al recién nacido y adaptarse a las rutinas domésticas y a las tareas del cuidado del bebé, lo que pone a prueba su capacidad para mantener un buen estado de salud.
- Disminución de nutrientes: la lactancia consume mucha energía y nutrientes indispensables para la producción de leche materna. La salud de la mujer puede verse afectada si la elección de alimentos, la ingesta de vitaminas y minerales y el consumo de agua son inadecuados, lo que puede provocar problemas en el sistema inmune. Esta carencia de nutrientes debilita a las madres, por lo que se vuelven más propensas a las infecciones y pueden necesitar más tiempo para recuperarse de las enfermedades.
- Contacto estrecho con el bebé: los bebés necesitan un contacto frecuente piel con piel durante las tomas, lo que expone a las madres a más gérmenes. Durante sus primeros seis meses de vida, los bebés presentan un sistema inmune poco desarrollado, por lo que pueden transmitir enfermedades que hacen a las madres más susceptibles a las infecciones. Al estar en estrecha proximidad física, la madre corre un mayor riesgo de contagiarse cuando su bebé enfermo está expuesto a elementos infecciosos.
- Cambios hormonales: los cambios hormonales que se producen durante el embarazo y en el posparto pueden provocar alteraciones en la respuesta inmune de la madre. Los niveles fluctuantes de estrógenos y progesterona modifican el funcionamiento del sistema inmune al punto de generar mecanismos de protección deficientes a la hora de combatir infecciones. Estos cambios hormonales pueden aumentar tanto la incidencia de enfermedades como la susceptibilidad a las infecciones entre las madres que se ven afectadas por resfriados, gripe y otras enfermedades.
- Mastitis: se trata de una infección del tejido mamario que afecta a las madres lactantes con frecuencia. La obstrucción de los conductos galactóforos suele causar dolor y enrojecimiento de los pechos, mientras que el cuerpo desarrolla síntomas similares a los de la gripe, como fiebre y escalofríos. Si no se atiende, la mastitis provoca graves molestias y malestar, lo que reduce la capacidad de la madre lactante para cuidar de sí misma y de su hijo.
- Esfuerzo físico: a pesar de ser un proceso natural entre la madre y el bebé, la exigencia física de la lactancia es notable. El cuerpo de una madre lactante se enfrenta a una mayor exigencia física por el hecho de amamantar con frecuencia y las malas posturas al hacerlo. Los efectos de la fatiga se hacen más evidentes en el momento en que las madres atienden a sus recién nacidos y manejan un estrés emocional adicional. Los bajos niveles de energía debilitan las defensas del organismo, lo que hace que el individuo sea más susceptible a las enfermedades.
¿Las madres que amamantan se enferman menos?

La lactancia materna crea una protección inmune entre la madre y el bebé, pero no protege completamente a ninguno de los dos de posibles problemas de salud. La leche materna contiene anticuerpos así como células inmunitarias y proteínas protectoras que refuerzan las defensas de la madre frente a las infecciones. A continuación te explicamos por qué la lactancia reduce el riesgo de enfermedad en las madres:
- Anticuerpos: los anticuerpos de la leche materna son sustancias proteínicas que combaten las bacterias y los virus. Durante las primeras semanas de vida, el sistema inmune de los recién nacidos se mantiene débil, pero los anticuerpos de la leche materna los protegen eficazmente. La acción protectora de los anticuerpos de la leche materna defiende a los recién nacidos de las infecciones patógenas, como los resfriados, las infecciones de oído y las enfermedades respiratorias.
- Células inmunes: la leche materna está compuesta por diversas células inmunes, como macrófagos, linfocitos y neutrófilos. Estas células identifican los agentes patógenos y protegen contra las infecciones potencialmente peligrosas, defendiendo así la salud de la madre y del recién nacido. Las células estomacales presentes en la leche materna ayudan a defender a los bebés contra las infecciones al atacar activamente a los patógenos. Las células inmunes presentes en la leche materna refuerzan las defensas de la madre para protegerla contra las enfermedades y reducir la duración de las mismas.
- Protección contra la gripe: la leche materna desempeña una función de protección natural frente a los virus, incluso protección contra la gripe, durante la época en que esta aparece. Las madres que acaban de dar a luz producen anticuerpos contra la gripe que se transmiten a través de la leche materna para proteger a sus hijos de los virus causantes de esta enfermedad. Las sustancias protectoras recibidas a través de la leche permiten a los lactantes desarrollar inmunidad frente a las infecciones, reduciendo así el riesgo de enfermedades graves. La lactancia permite a las madres desarrollar respuestas inmunes más fuertes, aumentando así su resistencia frente a las infecciones gripales. Pero aunque la lactancia materna proporciona protección y grandes beneficios para las madres, estas también pueden contraer enfermedades.
Consejos para que las madres lactantes gocen de buena salud
La lactancia ofrece múltiples beneficios a las madres, pero también conlleva un agotamiento tanto físico como mental. Las madres que dan de lactar deben concentrarse en cuidar tanto su condición física como su estado mental para mantener en equilibrio su bienestar general. Las madres lactantes pueden favorecer un buen estado de salud, además de reforzar su sistema inmune, siguiendo las pautas que se indican a continuación:
- Descansa lo suficiente: aprovecha cuando el bebé duerma para tomar una siesta o busca ayuda para realizar las tareas domésticas. El cuerpo humano necesita un descanso adecuado para desarrollar un sistema inmune fuerte y lograr un bienestar total. La máquina inteligente de ruido blanco para bebés Momcozy proporciona un entorno de serenidad que facilita un descanso de alta calidad tanto para la madre como para el niño.
- Sigue una alimentación balanceada: es recomendable que obtengas diferentes elementos nutricionales comiendo alimentos integrales, verduras, frutas, proteínas magras y grasas saludables. Procura mantenerte bien hidratada y complementa tu dieta con un multivitamínico diario para cubrir las necesidades nutricionales esenciales.
- Practica la gestión del estrés: el manejo del estrés se erige como el factor clave para mantener un sistema inmune fuerte. La meditación con respiración profunda y el yoga, así como las técnicas de relajación, te ayudarán a controlar el estrés. Asimismo, la combinación de actividad física de cualquier nivel de intensidad ayuda a reducir el estrés en las personas.
- Mantente activa: el ejercicio ligero que consiste en caminar y realizar estiramientos suaves ayuda a mejorar la circulación sanguínea a la vez que favorece la salud. Antes de iniciar un nuevo programa de ejercicios, consulta siempre a tu médico para que te dé su aprobación.
- Evita la exposición a los gérmenes: debes lavarte las manos con regularidad y mantenerte alejada, en la medida de lo posible, de las personas que presenten síntomas de enfermedad. Tener buenas prácticas de higiene es fundamental para detener la transmisión de enfermedades, ya que los recién nacidos contraen gérmenes con facilidad.
- Cuida tu salud mental: tu estado emocional es tan importante para una buena salud como tu estado físico. Si los retos del posparto se vuelven demasiado intensos o abrumadores, busca el apoyo de tu familia o acude a un terapeuta.
- Mantén una técnica de lactancia adecuada: las técnicas de lactancia adecuadas reducirán al mínimo las probabilidades de contraer mastitis y otras infecciones mamarias, ya que el bebé estará correctamente enganchado al pecho. Si experimentas congestión mamaria o molestias por tener los pechos demasiado llenos, la extracción puede ayudarte a aliviar las molestias y a mantener el flujo de leche. El sacaleches Momcozy M9 ayuda a las mamás a tener una experiencia de extracción cómoda y eficaz que les ayuda a prevenir infecciones. Gracias a su sistema manos libres, ofrece una experiencia de extracción eficaz y silenciosa. Asimismo, puedes pedir ayuda a una asesora de lactancia para que te enseñe a sujetar al bebé y aprender la técnica de enganche correcta.
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- Mantente hidratada: una buena hidratación es fundamental, ya que las madres que dan el pecho deben beber mucha agua a diario, especialmente durante las tomas. Beber la cantidad adecuada de agua favorece la producción de leche y mantiene los niveles de energía durante todo el día.
- Escucha a tu cuerpo: presta atención a las señales de tu cuerpo ya que los descansos y las pausas son necesarias y te ayudarán a recuperarte de las enfermedades. No dejes de prestar atención a cómo se siente tu cuerpo para determinar cuándo debes hacer un alto.
- Consulta a tu médico: la aplicación de técnicas de lactancia adecuadas ayudan a reducir el riesgo tanto de mastitis como de otras infecciones mamarias, por lo que es importante que encuentres los mejores métodos para que tu bebé se enganche correctamente al pecho. Contar con una asesora de lactancia te permitirá mejorar las técnicas de posicionamiento y enganche del bebé.
Conclusión
A través de la lactancia, tanto la madre como el bebé consiguen reforzar su sistema inmune gracias a la transferencia de anticuerpos beneficiosos, la distribución de células inmunitarias y la transmisión de proteínas protectoras. Por otro lado, la combinación de falta de descanso y estrés mental, junto con las exigencias físicas que conlleva la lactancia, expone a las madres lactantes a un mayor riesgo de enfermar. Aunque la lactancia ayuda a reforzar la inmunidad, no elimina la posibilidad de enfermedades, porque la lactancia por sí sola no es suficiente para prevenirlas.
